Nuestros gusanos de seda llevaban varios días con nosotros en la clase y ya no eran tan pequeñitos como al principio. Estaban creciendo mucho porque también comían mucho, pero no todos eran igual de grandes. Cogimos la caja y los observamos muy bien para buscar al más pequeño y al más grande, y una vez que los encontramos los sacamos de la caja. La seño cogió una regla que tenía números y explicó que íbamos a medirlos para ver hasta qué número llegaban. Para ello los pusimos encima pero... los gusanos no paraban de moverse y se retorcían, se bajaban, caminaban... jajajaja ¡¡¡qué risa!!! No podíamos parar de reír y hasta tuvimos que "engañar" a uno de ellos con una hoja para que comiera y se estuviera quietecito. Sólo así pudimos ver que el más pequeño llegaba hasta el número 2 y el más grande hasta el 5 ¡¡¡sí que había crecido!!!
La seño les contó que para crecer se quedaban quietos, con la cabeza levantada, y mudaban la piel, se les caía su piel y les salía otra nueva más grande. Y vimos que era verdad porque miramos en la caja y algunos gusanos no se movían nada y miraban para arriba. También encontramos muchos trocitos de piel por la caja y los cojimos para verlos y para pegarlos después en nuestra ficha como prueba de lo que acabábamos de descubrir. Incluso Alicia nos trajo después un trozo de piel de los gusanos que ella y su hermano tenían en casa.
¡¡¡Cuántas cosas nuevas habíamos aprendido!!! Ya estaban preparados para completar la siguiente página del libro de los gusanos:
Y así de bien quedaron todas:
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